Por Laura Ivonne Martínez, Corresponsal

Mientras en México se debaten sobre las ofrendas “aesthetic” monocromáticas, en Turquía se desata una polémica restauración. Ambas situaciones, aunque distantes a simple vista, comparten algo en común, la eliminación del color y de la tradición.

Mezquita de Selimiye en Edirne
Foto tomada de Ebrar Photography en banco de imágenes Pexel.

Si bien podríamos discernir sobre el significado de blanquear o borrar el color en términos de identidad y memoria, en esta ocasión sólo me centraré en el caso turco, la mezquita de Selimiye en Edirne que es la protagonista de esta historia. 

Los especialistas la consideran la obra maestra de Mimar Sinan (1490-1588), el arquitecto más importante del Imperio Otomano. Gracias a él, hoy apreciamos y usamos construcciones de una riqueza arquitectónica excepcional que han resistido más de quinientos años, pese a estar en zonas altamente sísmicas.

La mezquita fue edificada entre 1568 y 1574 por orden del sultán Selim II (1566-1574), mientras el virreinato de la Nueva España se consolidaba económica y socialmente.

Decoraciones originales rescatadas
Crédito: Muammer Semih Irteş artículo de investigación 2023 

Al igual que nuestros templos coloniales, las mezquitas son espacios donde convergen la monumentalidad, la destreza técnica y la integración entre la arquitectura y decoración en su interior. Sin embargo, los medios oficiales suelen valorar estos bienes únicamente por el impacto económico que les dejará el turismo.

De acuerdo con el artículo de investigación del arquitecto y caligrafista Irteş Una evaluación sobre la caligrafía y la restauración de la mezquita Selimiye en Edirne (2023), el inmueble ha sido intervenido en diversos momentos en su historia, “Lo que le ha hecho perder su característica original” (Irteş, 2023). 

Decoraciones rescatadas
Crédito: Muammer Semih Irteş artículo de investigación 2023 

En el texto Irteş explica que el terremoto de 1752 causó grandes daños en la ciudad y también en la mezquita y que, un siglo después, durante el reinado del sultán Abdülmecid (1839-1861) se cubrieron con yeso todas las decoraciones, principalmente en las cúpulas sustituyendolas por motivos barrocos. Retomando el testimonio de Levent Albayrak, miembro del Consejo de Fundaciones, estos motivos son una mezcla de estilos barroco, rumi y de Anatolia. 

Irteş en su investigación, menciona que durante la restauración de 1983-1985 no se encontraron pinturas ni trazos originales en la cúpula principal, ya que las capas de yeso decorado del siglo XVIII y XIX los habían reemplazado. Sin embargo, sí se encontraron, aunque no menciona cómo, diseños anteriores a la intervención del siglo XIX ubicadas en las cúpulas del pórtico del patio y los techos laterales que están abiertos en las galerías. 

Cúpula central
Crédito: Muammer Semih Irteş artículo de investigación 2023 

Las fotografías más antiguas de la cúpula central datan de 1905 y muestran caligrafías barrocas, probablemente derivadas de la intervención del siglo XIX. Durante la restauración de 1983, esos adornos posteriores del siglo XIX se reprodujeron parcialmente para darle continuidad.

Para el caligrafista Irteş “Las decoraciones hechas en el siglo XIX en esta zona son un mal ejemplo de diseño, con motivos clásicos deformados y por tanto no reflejan en absoluto el estilo del siglo XVI”. 

La mezquita y su complejo social forman parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO como un testimonio vivo de la historia arquitectónica otomana. No obstante, la restauración más reciente – realizada entre 2021 y 2024- sorprendió al público al mostrar una cúpula central con un predominante fondo blanco. Las autoridades y medios oficiales afirmaron haber recuperado un estado “original”, argumentando que las capas barrocas eran añadidos posteriores al siglo XIX.  

Antes de la intervención de 1985
Crédito: Muammer Semih Irteş artículo de investigación 2023 

Es como si en la intervención de un templo deciden quitar el retablo porque durante la restauración encontraron trazos del retablo más antiguo que se pintó sobre la pared – encontrarlo es común, ya que al inicio de la construcción a falta de materiales se pintaban los retablos y después se materializaron en madera y esculturas- deciden rescatarlo y dejar la pintura en lugar del retablo del siglo XVIII que se incorporó después a la iglesia.

Después de la intervención de 1985
Crédito: Muammer Semih Irteş artículo de investigación 2023 

Una nota elaborada por el ICOMOS, calificó la intervención como una falta grave a los principios internacionales de conservación. Según el organismo, la restauración careció de una participación interdisciplinaria sólida -sin conservadores especializados en gestión y protección de Sitios de Patrimonio Mundial o profesionales especialistas en análisis de estratos arqueológicos-.

El comité responsable, la Junta de Evaluación e Investigación de Selimiye, encargado de la toma de decisiones, estaba integrado por caligrafistas, muralistas, historiadores del arte y arquitectos. 

Las cartas y documentos internacionales que cita la nota informativa son,  La Carta de Venecia de 1964 basada en el principio de la documentalidad, donde la restituciones se justifican apoyándose en los restos originales existentes y verificables; la Carta de Nara 1994 sobre la autenticidad, que obliga a garantizarla a partir de varias fuentes como materiales, documentos, mano de obra, etcétera. 

Intervención de 2024
Foto tomada de portal de noticias Mediascope.tv  

Así como la Carta de Burra del 2013 donde menciona la mínima intervención necesaria y la preservación de capas existentes y la Guía de Implementación del Patrimonio Mundial de la UNESCO de 2023, donde dice que las intervenciones en los sitios declarados Patrimonio Mundial deben ser científicas y transparentes.

Aquí resulta oportuno recordar el aporte de México en este ámbito, La Carta de México sobre el Patrimonio Cultural (1972) subraya el valor social del patrimonio y amplía el concepto de restauración más allá del arte, reconociendo como patrimonio todo bien cultural que documente la historia humana: desde un clavo de la Villa Rica de Veracruz hasta una pintura de Remedios Varo. Ambos merecen la misma atención y cuidado profesional.

En redes sociales abundan los comentarios de asombro, descontento y decepción, incluso se formalizó una petición para expresar el disgusto mediante change.org. La discusión, como ocurre con frecuencia, se polariza.

Mientras los medios tradicionales guardan silencio, las imágenes y los debates circulan gracias a creadores de contenido y cuentas informativas como Türkiye Today, que difunden en inglés y atraen sobre todo a lectores extranjeros.

Afortunadamente las obras se detuvieron, por órdenes del Tribunal administrativo de Edirne, tal vez por las diferentes voces y organizaciones, las declaraciones del historiador Profesor Dr. Ilber Ortaylı – líder de opinión en temas culturales del país- en su artículo ¿Renacimiento o destrucción? dijo “Hacemos un llamado a las autoridades pertinentes para que intervengan urgentemente para preservar la estructura original de la mezquita Selimiye en Edirne y exigimos la anulación tomada por el consejo superior”. 

En lo personal esta noticia me deja varias reflexiones. Una vez más, la atención mediática hacia la conservación- restauración surge a raíz de una intervención polémica. Podríamos llamarle el Ecce Homo turco, evocando aquella fallida restauración en España, que se viralizó como meme.

Como profesionales, tenemos la responsabilidad de divulgar lo que hacemos. Las audiencias deben saber que las decisiones en conservación-restauración no son unidireccionales: se valoran factores materiales, históricos, funcionales y simbólicos. No se trata de que una obra “quede bonita para que la vengan a visitar”, sino de preservar equitativamente sus valores, autenticidad y su historia.

Cada capa retirada o cubierta en nombre de la “intervención” implica una elección sobre qué memoria conservar y cuál borrar. Ninguna intervención es un acto neutro: restaurar es interpretar y decidir que permanece, por lo que esas decisiones deben tomarse de manera colectiva y desde una mirada interdisciplinaria. 

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