Por Idris Santamaría
Dirección: Robert Eggers
Escritura: Robert Eggers / Henrik Galeen / Bram Stoker
Elenco: Lily-Rose Depp / Nicholas Hoult / Bill Skarsgård /Aaron Taylor-Johnson / Willem Dafoe / Emma Corrin

¿Qué podría tener de importante o novedad otra adaptación más de las infinitas que ya existen tratando de contar la historia de Drácula? O mejor dicho, la historia del conde Orlok, no debemos olvidar que su mera existencia es una adaptación hecha para evadir derechos de autor. Pues bien, Nosferatu (2024) de Robert Eggers, realmente de nuevo no tiene nada, pero entre tantas películas insípidas de terror llega como brisa marina en la proa de un barco.
Todos conocemos la historia, sea la original de Bram Stoker o la versión ligeramente adaptada de Murnau: un vampiro transilvano atormenta a una joven pareja de recién casados, por resumir esencialmente. Lo destacable de esta cinta no es la historia, que está bien lograda, sino la forma de presentarla.
No recuerdo otra adaptación, salvo la de 1931 y la propia Nosferatu de 1922 (la de Coppola tiene una innegable vibra noventera), donde el ambiente gótico esté tan cuidado, desde el diseño de producción y vestuario, hasta la cinematografía, con una foto espectacular. No en vano fue nominada en 195 categorías de distintos premios, de los cuales ganó 59, la mayoría por Mejor Cinematografía en galardones otorgados por las Academias de Críticos de varios estados de EUA.
Quizás el pequeño aporte de Eggers a la riqueza del mito vampírico sea su exploración del deseo femenino. Desde su creación, la figura del vampiro siempre ha sido una metáfora de la sexualidad y lo prohibido, nacida en una época en la que las mujeres embarazadas usaban corsets diseñados para ocultar su embarazo, pues aún estando casadas era visto como sucio y ofensivo.
El cineasta, más que en otras entregas existentes, ahonda de forma más libre en este tema, aunque hay que reconocer que le favorece la mentalidad de nuestro tiempo.
En la novela de Stoker, Drácula representa la tentación de lo desconocido, las dudas y obstáculos que atraviesa una futura esposa. En Nosferatu (2024), Ellen, que vendría a ser Mina, ya está casada, pero en el transcurso de la historia nos damos cuenta de que está insatisfecha sexualmente. Nosferatu es un viejo demonio que invocó por accidente en el pasado, y hoy plaga sus fantasías. Este detalle, que pudiera parecer mínimo, dota de una nueva profundidad a dos personajes que, a pesar de ser protagonistas en su historia, muchas veces fueron unidimensionales.
Otro aspecto que vale la pena destacar es el increíble trabajo puesto en los aspectos técnicos de la película. Para captar las escenas que transcurren en lugares o momentos oscuros, que no son pocas, se tomó la decisión creativa de iluminar los escenarios, en su mayoría, con velas. El resultado es una atmósfera fantasmagórica que aporta muchísima personalidad a la fotografía, llena además de noches al aire libre donde el negro vuelve azul el aire y los rostros -captados por réplicas de cámaras de 1930-, embellecida por una edición elegante y aterradora. Si a esto le sumamos el excelente diseño de vestuario, que nos cuenta quién es un personaje antes de que este hable, tenemos un largometraje que resulta un deleite visual.
No menos importante, un casting de ensueño termina de dar forma a la historia del rey de las ratas: Lily Rose Depp, con escenas de posesión libres de CGI; Jonathan Hoult, en uno de los papeles donde se ha visto más inocente y atormentado; la leyenda viviente que es Willem Dafoe (¿hay algo que esté hombre no haga bien?); y Bill Skarsgard, como es costumbre, irreconocible debajo de cientos de capas de maquillaje y prostéticos. Su interpretación del vampiro, además, se ve redondeada por un fuerte acento que resulta extraño sin llegar a ser cómico, y una apariencia que es una mezcla entre el porte seductor de Drácula y la decrepitud de otras versiones de Nosferatu.
Sin duda, ya sea por el remarcable elenco, los aspectos técnicos o la belleza visual; Nosferatu, de Robert Eggers, es un filme que los amantes del terror gótico y el género de vampiros no querrán dejar pasar.