Hablar de ocultismo, paganismo o religión se ha convertido en objeto de burlas por parte de los que perdieron la visión del mundo que va más allá de ellos mismos; a falta de algo a lo que aferrarse, el hombre se refugia en el consumismo, el ego y la incertidumbre. El libro de la ley de Aliester Crowley, La gran bestia, nace de una visita que él y su esposa Rose, la mujer escarlata, realizaron al Egipto de principios del siglo XX. Se cuenta qué, cuando llegaron al país, Rose fue contactada por un dios u entidad, más tarde, a partir de una serie de invocaciones lograron convocar a Thot, dios de la sabiduría y posteriormente a Horus, el distante, este último les dijo que les dictaría la Estela de la sabiduría, lo que es El libro de la ley.
Fueron tres días en los que Rose, como una médium entre este plano y el otro, fue utilizada por tres entidades distintas para dictar la nueva ley. Hasta este punto, el libro nos ha dejado ver ningún tipo percepto o ritual, ya que la introducción es más larga que los perceptos en sí mismos, lo que excita la curiosidad del lector, sobre todo por el uso de iconografía y simbología, posteriormente se da un contexto histórico y social sobre las sectas y cultos del siglo XX y el rol activo en los hechos históricos.
Una vez que se inician los perceptos, la primera entidad en dictar es Nuit, la totalidad, esta habla del mundo metafísico y de la nueva ley: Haz tu voluntad será el todo de la Ley. El nombre del pecado es restricción. ¡Oh, hombre! ¡Nada le niegues a tu mujer si es su voluntad! ¡Oh, amante, márchate si es lo que quieres! No hay lazo más capaz de unir lo que está dividido que el amor: todo lo demás es maldición. Lo que llama la atención, es todo el preámbulo que se desarrolla antes de llegar a este punto, es decir, el mito popular, la desinformación y el tabú. Winston Churchill calificó a Crowley con el adjetivo de “el hombre más perverso de la historia” y sí, quizás este mago, filósofo y poeta se dejó consumir por un papel, pero su poesía filosófica metafísica y oculta es poseedora de una belleza comparable con la de William Blake.
En los capítulos siguientes se presentan las otras dos entidades restantes y estás hablan a forma de visiones u advertencias de los hechos y sentimientos que se van a desarrollar durante todo ese siglo tan caótico, lo cierto es que, cualquier persona con sensibilidad y un par de ojos capaces de ver al mundo en su totalidad es capaz de desarrollar una poesía metafísica, mística y profética, como puede ser el caso de Rimbaud, Rilke, César Vallejo, entre otros.
La lectura atenta e imparcial de este libro puede derribar las barreras de la desinformación y conducirnos hacia otro tipo de literatura más codificada e introspectiva, una en la que el lector se convierta en profeta y discípulo a la vez. Como dije, hablar de ocultismo, paganismo o religión se ha convertido en objeto de burlas, por ende, sinónimo de mal entendimiento de los unos con los otros. Además, nos deja un percepto muy necesario para nuestra época, tan marcada por amores efímeros y falsos, por la soledad y el poco entendiendo de las emociones del otro, por un ansia consumista que ha reducido al humano a objeto de consumo para la satisfacción propia, es necesario recordar qué: el amor es la ley, el amor bajo la voluntad. Y no dejéis que los necios malinterpreten el amor; porque hay amores y amores. Está la paloma y la serpiente. ¡Elegid bien!
Por Jack Douglas Archaga