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Por Iza Sabadin

No lo puedo evitar. Durante la pandemia, la palabra cuarentena me evoca la maternidad.  La expresión me impone un significado que viene de la infancia. Recuerdo haberla escuchado, entre las conversaciones de adultos, siempre envuelta en un misterio. Solo le presté atención cuando supe que mi madre iba a dar la luz a mi hermana. De pronto llegaron también una serie de recomendaciones: “tu mamá va a necesitar reposo”. El reposo, así lo entendí, significaba que ella casi no podía salir de su cuarto, yo no podía molestarla. En boca de las vecinas, las comadres, mis tías, la palabra cuarentena era acompañada por tantas otras susurradas, sigilosas. Por ejemplo, involucraba la relación marido y mujer, la imposibilidad de otro embarazo durante aquel período.

Ahora, con mucha información disponible, ya no hay tanto misterio; las mujeres de mi infancia hablaban del puerperio, tiempo que sigue inmediatamente al parto.

Pues bien. El virus del Covid19 nos ha puesto en cuarentena, sin aviso.  Y la información sobre la maternidad, condición tan romantizada y también llena de desafíos, que era un camino tomado por muchas mujeres para enfrentar los cambios y los miedos, no fue prioridad, demoró.

¿Cómo tener un hijo en medio a la pandemia?, ¿qué riegos hay para la salud del bebé?, ¿cómo cuidarlo sin ayuda?, ¿cuándo esto va a acabar?, ¿cómo será el mundo después de la pandemia? ¿en qué mundo vivirán nuestros hijos?

En medio a tantas reflexiones, sentimientos encontrados, tristeza, inseguridad, las embarazadas tuvieron que enfrentar el mundo práctico. Acudir solas a las consultas mensuales. Cancelar los ensayos fotográficos de la barriga. Pronto se deshicieron de la ilusión de que sus compañeros asistirían al parto. El placer de visitar las tiendas para comprar las ropas del bebé, la cuna y el decorado del cuarto fue sustituido por las compras en los sitios de internet. Mientras celebramos el día de las madres y pienso en las mujeres que no viven una condición financiera de privilegio y, peor todavía, en las que viven en situación de vulnerabilidad. Para ellas la maternidad en estos tiempos es muy dura.

Recuerdo que las autoridades de salud de mi país, Brasil, solo recomendaron adiar la maternidad, hace pocas semanas. Claro, lo normal es que ocurra la reducción de los embarazos, fue así durante las otras grandes crisis históricas que enfrentamos.

Pero, concientizar a través de la información es necesario. Las noticias de los números de muertos, víctimas del virus, que circulan casi todo el tiempo, no dan énfasis a que las muertes de embarazadas y madres de recién nacidos está por en cima del promedio. Y va en aumento.

En Brasil, fueron registradas 453 muertes en el año 2020 y hasta el día 07 de abril de 2021, 289 casos (los datos son del observatorio obstétrico brasileiro covid-19).

Frente a estos datos, creo que el apelo de las autoridades ha tardado. Entonces, mujeres, las que podamos, tomemos un reposo. Pongamos la maternidad en cuarentena.

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