París no se acaba nunca. Enrique Vila-Matas. Editorial Planeta Mexicana/Seix Barral.2015.

Por Jorge Manuel Galindo Castillo

París no se acaba nunca es el escrito autobiográfico que Enrique Vila-Matas presenta para hablar sobre la ironía en una de sus conferencias. A partir de las memorias de su estadía en París, el escritor español desglosa, con su clásico conocimiento de literatura, las nociones que en algún momento se escondieron en su juventud y que ahora se retoman en nuevos caminos y digresiones.

El hilo conductor de la obra es un joven Vila-Matas que consigue el sueño de cualquier joven escritor: una buhardilla en manos de la reconocida escritora Marguerite Duras. Durante su estancia el Yo insigne de una vida bohemia, que desea seguir los pasos de anteriores artistas, muestra el desembarque que significa estar en manos de una posible idílica París.

En París no se acaba nunca, los recuerdos de antiguos escritores se vuelven pasantías para el ahora ganador del premio FIL de Literatura en el 2015. Cada atisbo que persigue al joven escritor se vuelve un pequeño cosmos en el cual deambula. París en realidad no se acaba nunca en parte por las grandes historias que han sucedido en la ciudad, y que permiten un desglose de aspiraciones y grandes lugares donde imaginar.

Entre Fitzgerald, Hemingway y Rimbaud, el novelista poco a poco aprende a cómo ser un escritor. Irónicamente se realza la idea de un camino propio pero pintado y recargado por viejas imágenes de alguien jugando box o escribiendo en un escritorio extremadamente ordenado.  Mientras Marguerite Duras  ayuda a Enrique Vila-Matas a representarse en un mundo literario, se pueden observar historias sobre otros grandes contemporáneos del escritor español.

La ironía que se buscaba para dar las conferencias se termina encontrando en una ironía de la vida. ¿Cómo ser un escritor joven en parís? Mientras parece que el joven español busca esta respuesta en diferentes lugares como en la propia Marguerite que le da un listado, la respuesta parece encontrarse en el mismo conjunto de los pasos durante la búsqueda; en un presente que parece inalcanzable.

Desde historias extraordinarias como encontrarse con un supuesto Hemingway y hacerle una rápida entrevista, hasta lanzarse de la Torre Eiffel en búsqueda de algo más, Enrique Vila-Matas también da un acercamiento a su primera novela. Una historia llamada La asesina ilustrada que como primigenia trama tenía matar al lector.

En este conjunto de historias cualquier ávido amante de la literatura podrá encontrarse con muchas de sus fantasías. Al ser una narración pensada en la mera definición de lo que es la ironía, cada página mantiene una viveza y honestidad digna de un escritor que busca colocarse entre sus páginas. La burla se acrecienta cuando un presente parece inalcanzable en su momento y también visto desde el paso del tiempo y con rasgos de antigüedad. No es por nada que una de las frases que abren la narración en su prólogo es: “Tan feliz que ni me enteraba”. Enrique Vila-Matas logra conectar con la imposibilidad de reencontrarse en un nítido recuerdo; mientras el tiempo continúa, y el pasado deambula bajo sus propias leyes, lo único que parece reafirmarse y encontrarse en un punto central es la vívida ciudad de París. Un París que permanece y se acrecienta en un estado deambulatorio de realidad y ficción.

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