Por Carlos Pérez
En el marco vibrante de la 36a Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), el Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH ha desplegado una mirada introspectiva y audaz hacia su propia historia y futuro con la presentación de su más reciente joya editorial Atisbos del futuro: 85 aniversario del Instituto Nacional de Antropología e Historia. El evento, celebrado la tarde del miércoles 24 de septiembre en el emblemático Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología (MNA), congregó a especialistas y al público para debatir sobre la vigencia, los logros y los acuciantes retos de la institución que custodia el vasto patrimonio de México.

Bajo la moderación de Paloma Bonfil Sánchez, la mesa de diálogo se convirtió en un crisol de reflexiones críticas y emotivas. Participaron figuras de gran calado académico y administrativo como son Maya Lorena Pérez Ruiz, Aída Castilleja González, Salvador Rueda Smithers junto a Diego Prieto Hernández y José Luis Perea González, exdirector general y secretario técnico del INAH, respectivamente.
A lo largo de sus 342 páginas y con la contribución de diecinueve plumas, el libro se erige como un ejercicio de autocrítica constructiva, esencial para trazar las coordenadas de la acción futura del Instituto.
La brújula histórica y los desafíos contemporáneos
Los comentaristas coincidieron en señalar que la obra es un justo homenaje a la vocación de casi cinco generaciones de profesionales (antropólogos, historiadores, arqueólogos y restauradores, entre otros) que han dedicado su vida a la misión del INAH que consiste en investigar, conservar, proteger y difundir el patrimonio.
Rueda Smithers destacó el volumen como un testimonio de la inmensa labor que ha permitido construir y afianzar la identidad pluricultural de México. Sin embargo, el tono festivo se matizó con una franca discusión sobre las dificultades actuales.
La antropóloga Maya Lorena Pérez Ruiz fue incisiva al señalar que, si bien el INAH es una institución vital, las políticas culturales recientes aún arrastran inercias de periodos neoliberales, haciendo urgente una reforma profunda que dignifique y refuerce sus tareas sustantivas como la investigación y la protección patrimonial.

Por su parte, Diego Prieto Hernández, quien ha conocido la institución desde diversas trincheras, hizo una revisión de los desafíos enfrentados, especialmente durante etapas de recortes presupuestales, reafirmando que el INAH tiene la solidez para “estar a la altura de los retos que se presentan en este nuevo periodo“ gubernamental.
La investigadora Aída Castilleja inyectó una nota de energía al conminar a que el texto no solo se lea, sino que sirva para “atizar al INAH, que buena madera tiene“, una metáfora que subraya el potencial y la urgencia de mantener encendida la flama de su labor.
Mirando Hacia Adelante
Atisbos del futuro se estructura en tres ejes temáticos que analizan al INAH como memoria institucional, como agente de políticas de patrimonio y como un organismo en constante transformación. José Luis Perea González enfatizó la vigencia “absoluta” de la institución, cuyo trabajo se extiende hasta el último rincón del país, dialogando con comunidades y documentando el patrimonio en sus múltiples formas: desde la pieza arqueológica y el edificio histórico, hasta la lengua originaria y la tradición viva.
El libro invita a la reflexión colectiva, partiendo desde el compromiso afectivo y profesional que sus colaboradores sienten por el Instituto. Es una obra que rehúye la autocomplacencia y abraza la crítica como motor de avance. La presentación en la FILAH, celebrada en el corazón del MNA, confirmó que el INAH no solo resguarda el pasado, sino que es un actor fundamental en el presente que se atreve a diseñar las rutas del porvenir cultural de la nación.
La lectura de este volumen se convierte en una tarea imprescindible para entender cómo México ha intentado —y debe seguir intentando— comprender, preservar y dialogar con su diversidad cultural, forjada por la memoria prehispánica, colonial y contemporánea. El INAH, a sus 85 años, demuestra que el futuro de la memoria se construye con el rigor de la crítica y la pasión del compromiso.